Los alimentos frescos de IV gama tienen un llamado “efecto barrera”, que impide que las bacterias dañinas reduzcan su vida útil. Este obstáculo es fundamental para preservar los alimentos.

La tecnología de la barrera consiste en aplicar a baja intensidad una serie de técnicas de conservación físicas y químicas, para obtener productos de calidad con una vida útil más larga (entre 9 y 15 días).

Por ejemplo, en el caso de las frutas y verduras listas para consumir, la denominada IV gama, se combina un lavado higiénico del producto, con la generación de una atmósfera en el interior del envase y el almacenamiento en frío, lo que todo junto consigue limitar el crecimiento de microorganismos y las reacciones de deterioro de los productos.

Gracias a esta tecnología podemos consumir productos frescos durante más tiempo y reducir el desperdicio alimentario.

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